Ângelo Monteiro
COMPOSICIONES DE LA NUDEZ

Al utilizar a la desnudez como pretexto pictórico, la convierte Plínio Palhano en reflejo de la realizad y, a la vez, en punto de partida para su expresionismo, con lo cual funde una necesidad de expansión formal - basada en el dato sensible - con un rechazo abstracto a quedarse en la experiencia que le ofrecen esas mismas formas.

Sus estudios siguen una doble dirección: ora enfatizan ciertos volúmenes - muslos, senos, nalgas -, enriqueciendo su componente exótico, ora los inmaterializan con miras a buscar nada más que un juego de líneas y de formas, en que los ocres y los azules, y raramente el rojo, contribuirán para destacar la cargra de abstracción.

El rostro de los desnudos siempre está oculto, lo cual busca sea el énfasis de las partes o volúmenes, sea la posibilidad de crear nuevas formas a partir de aquéllas conocidas, en un paradójico erotismo que, más que fuga, es fusión con las cosas que se ofrecen a la gula de los ojos, manos y pinceles del artista.

Por una parte, adquiere tal desnudez el carácter de indiferenciación, como materia plástica sin otra conexión con los desnudos que le dieron origen, ocurriendo, entonces, la valoración de los aspectos aislados, de cada forma o volúmen aisladamente, independientemente del todo, como si cada aspecto valiera por si solo.

Por otra parte, nos sumergimos - en comunión con el pintor - en la perplejidad de un mundo en que tanto la sensación cuanto la fuga de la sensación poseen peso idéntico, como si la posesión o el rechazo a la cosas fuesen dos momentos distintos de un proceso existencial transformado en proceso estético.

De tal forma que en Plínio Palhano tenemos a un sismógrafo de la contemporaneidad: la ausencia de rostro en esos desnudos es síntoma de la quiebra de identidad, en el encuentro y en la simultánea perdición de las formas visibles que se entregan a los sentidos del artista, como de una búsqueda que no se concluye.


Ângelo Monteiro, poeta e ensaista

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